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A principios de los años 50´s, en la zona de lo que conocemos hoy como Calzada de La Viga y Eje 3 sur, se localizaba un mercado a las orillas de lo que había sido el Canal de la Viga, la más importante via pluvial que durante muchos años conectó el sur de la Ciudad de México con la zona centro de la capital. En este mercado se podían encontrar muchos productos traídos de la zona del sur de la Ciudad de México, zonas como Xochimilco, Coyoacán o Milpa Alta. Entre las principales mercaderías que se podían encontrar estaban las flores, verduras, frutas, hierbas, tejidos artesanales y animales.

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En esta zona de la Ciudad, Cecilio Dávila y sus hermanos originarios de Lerma, Estado de México, encontraron un espacio en donde podían ejercer el oficio que sus padres les heredaron: los tejidos artesanales de petates, aventadores de aire, asientos y respaldos de sillas, canastas, artesanías y la venta de tule y palma. 

 

Con el tiempo se establecieron en los alrededores del mercado y adquirieron un espacio adyacente al Nuevo Mercado de Jamaica, inaugurado por el Gobierno de la Ciudad de México en el año de 1957, como parte de una política pública que tenía como fin el modernizar los mercados públicos. En los años posteriores se inauguraron también en Nuevo Mercado de Sonora y de la Merced.

 

Una vez establecido, Cecilio Dávila se especializó en el comercio del tule y los petates, añadiendo poco a poco nuevas actividades productivas al negocio. 

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Con el tiempo La Flor de Jamaica se adaptó a las necesidades de la zona y se incluyo un catalogó más diverso de productos, incluidos los chiles secos. La evolución del negocio ha estado íntimamente relacionada con el desarrollo y el entorno que se genera alrededor del Mercado de Jamaica. Durante todo este tiempo, tanto La Flor de Jamaica, como el Mercado de Jamaica, han ofrecido servicio ininterrumpido a la sociedad capitalina, convirtiéndose en referentes de tradición e historia en está gran ciudad.

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En la actualidad La Flor de Jamaica está mayormente enfocada en la comercialización de chiles secos y la difusión de la Cultura del Picante en México. Con 63 años de experiencia, somos pioneros en la preservación y protección de diversas variedades de chiles mexicanos, generando una cadena de valor con visión social del campo a tu mesa. 

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Nuestra misión es preservar la riqueza cultural del picante en México, presentando ante nuestros clientes una gran variedad de chiles provenientes de cada rincón del país para la generación de consciencia y un consumo responsable.